Qué culpa tengo de sentir lo que siento. Los códigos sociales me condenan, me señalan, me miran con ojos acusadores, me culpan y me envian al paredón, en el que sin contemplación me fusilaran con la indiferencia, la incomprensión, el sarcasmo y la ironía. Me consuela pensar que ese fusilamiento es en realidad envidia. Sí, envidia, porque me atrevo a desafiar a lo estándar y a lo normal por el simple hecho de sentirme feliz.
Qué culpa tengo de pensar lo que pienso. Dejé de creer en esa libertad maquillada de la que nos hablan en la escuela, y creo que la verdadera libertad es aquella que me permite expresar sin parecer rara ante los demás; esa que me hace olvidar los códigos que mutilan diariamente.
No siento culpa al hacer lo que hago, porque lo que hice y haré responden a mis necesidades básicas y no a las reglas que aprendí en casa, en la escuela, en la univerdad y en los círculos sociales. Aprendí otras reglas; esas que están en la esquina de la vida, que me llaman sin ruido, que me hacen sentir inquieta y me llenan de deseo y felicidad.
No me siento culpable por decir lo que digo. Incluso cuando dicho con sinceridad pueda dañar a quien me ama verdaderamente y termine destruyendo lo que costó tiempo levantar.
Qué culpa tengo si me gusta destruir para volver a empezar y hacerlo mejor.
Qué culpa tengo si me gusta la variación, me gusta ser huracán y a veces ser calma.
Qué culpa tengo si los sentimientos cambian, y a veces se acaban.
Qué culpa tengo si mi corazón palpita ahora con miedo y con fuerza.
Me declaro inocente. No tengo culpa de tu dolor.
Autora: Karina Miñano Peña
SOy inocente,me acusarón de agresión ,con denuncias falsas y se inventarón las lesiones…..ningún juez quiere reconocer estas falsedades,solo se que estas sentencias me están haciendo daño,porque las utilizan demostrando que soy agresiva,siendo yo la victima ………..no se que hacer,ningún abogado quiere llevar mi caso
La libertad si tiene precio….