
Siempre a su lado, sin importar que fuera de día o de noche. Ayudarlo alimentaba su espíritu y era una alegría inmensa para ella. Ante sus éxitos, era la primera en aplaudir y en sentirse orgullosa. Y ante las censuras, no tardaba en mostrar su lado felino para defenderlo. Cuando él se sentía inseguro, ella estaba a su lado con las palabras que necesitaba escuchar para tomar coraje y erguirse. Él podía caer muchas veces pues su compañera ya estaba allí con la mano extendida para levantarlo. Daba lo mismo si estaba cansada o enferma, para hacerle feliz, nada la detenía.
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