Volver al mismo lugar

Aprieta la mano de su hijo, tanto que el niño llora y se deja arrastrar mientras ella corre y desgarrada grita un nombre. En la otra mano lleva el teléfono móvil. Nunca se desprende de él. Los pulmones parecen salir de su cuerpo al aullar de nuevo. Pero las olas que revientan en la orilla, el murmullo de la alegría y el sol que quema braman más fuerte que ella.

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