
Cansada y desaliñada miras al espejo desinteresada. Ojos flojos te devuelven la mirada, Y decides maquillarla despreocupada. De pronto irritada e impaciente, Debes lidiar con el calor contumazmente. Mientras la calle hiela las pisadas, y los tuyos toman chocolate caliente. El bochorno empaña el espejo en que te miras. Te quitas la blusa y sin motivo lloras y suspiras, Y en la sala, todos con alegria cantan guajiras. Tomas aire, mientras el vaho desaparece, Y una mujer atractiva sale del espejo y se embravece. Miras tu cuerpo atractivo, maduro. Y recuerdas que hace poco a tu marido asaltaste, Y sin dar explicación exhausto lo dejaste. Te preguntas por qué los cambios de repente. Ríes y lloras sin motivo aparente. También te irritas frecuentemente y la familia huye rayente. Y a veces, vas en camiseta por la vida, Mientras el resto cierra sus abrigos, aprieta el paso y te mira boquifruncida. La regla, ya no avisa cuando va a llegar, Y hace rato que decidió hacer su retiro con lentitud e ingratitud. Empezaste a los treinta, pero no te diste cuenta, Y ahora, cerca de los cincuenta, las hormonas se desorientan. Y vives también con dosis de sensualidad y vanidad, Lo que te da libertad y seguridad. Las mujeres que van adelante han superado esto con aguante, Y en secreto abochornante. Son, tal vez los años más difíciles de ser mujer. Y aunque lleves esa porción irracional de rabia, Sé también que te has convertido en una mujer sabia.
Autora: Karina Miñano Peña
(©2020. Karina Miñano Peña)