
Me entregó una tarjeta, en ella decía “para ti mujer hermosa” y debajo del texto, una página web. Me sentí halagada. Las mujeres amigas que compartían mi mesa, me daban suaves codazos a manera de felicitación por mi buena suerte. Algunas, después de leer la tarjeta me quedaban mirando como buscando la belleza que ellas no veían en mí. Y seguramente se decían en silencio ese tipo se ha equivocado, no es tan bonita, o qué tiene de bonita.
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