Vagón

Escogí un asiento a la ventana y me acomodé lo mejor que pude en el desierto vagón. Quise leer y no pude concentrarme. El suave movimiento del tren me arrullaba, mientras yo luchaba para no caer dormida. En eso, un sollozo desesperado me alertó, venía de otro vagón. Me coloqué los auriculares y subí el volumen, pero el llanto, aunque distante, traspasó la música. Luego, caí en la cuenta de que el tren no se había detenido a recoger a más pasajeros.

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Cuando el tren tarda en llegar

tren tardeUna multitud anónima espera con impaciencia la llegada del tren que le llevará a su destino. Impaciente porque hace frío, impaciente porque como siempre hay retraso. Y en esa impaciencia nadie nota al llamativo chaleco amarillo que pasa muy de cerca con su recogedor, bolsas de basura y escoba en la mano y que acaba de recoger el vaso de plástico que el hombre de gorra negra, cabello largo y actitud de matón acaba de patear al escuchar por los parlantes que el tren de Amsterdam a Utrecht tiene más de 10 minutos de retraso. Seguir leyendo «Cuando el tren tarda en llegar»